Antonio TENORIO ADAME
Junio 03 de 2023… Las elecciones del Estado de México y Coahuila, son un resultado confiado, sin grandes sorpresas, a la vez una experiencia en cada una de las respectivas entidades.
LA VOZ DE LA MINORIA
El posible triunfo de Morena en el estado más poblado de la República, con 12 millones de electores, es el desenlace de la cadena ascendente de conquistas electorales de la 4T, entre las razones que lo confirman se encuentran su consideración como el bastión del Partido Revolucionario Institucional, con uno de los grupos del poder más sólidos con mayor vigencia, como lo fue el hasta ahora llamado Grupo ATLACOMULCO.
El Grupo mexiquense fue antecedido por el encabezado por Maximino Ávila Camacho, en Puebla, conocido como el “avilacamachismo”; ambos fueron cuerpos de políticos locales que, a su vez, fueron émulos de expresiones de intereses individualizados, como lo fue el “obregonismo” cuya subjetivo del “caudillismo” y encabezado por el presidente Plutarco Elías Calles, cuyo apelativo era el del “maximato”.
Una diferencia que abre la brecha entre los agrupamientos es que unos correspondieron a su entorno presidencial, tanto el “caudillismo” como el “maximato”, cuyos alcances solo llegaron hasta la expulsión de Calles por el presidente Cárdenas, para abrir, desde entonces, el ejercicio del poder presidencial en su plenitud por el responsable directo de su aplicación; el Presidente.
El Presidencialismo post revolucionario se sostuvo en base a un Ejecutivo fuerte cuyas facultades se extendían al control a otros poderes, tanto el Judicial como en el Congreso, donde se presentaba un parlamentarismo monopartidista, así como la nominación de su sucesor.
Los grupos de poder locales o por entidad, en primer término tuvieron su réplica desde los grupos de poder presidencial; primero era el Presidente y luego los grupos.
Los estados de Puebla y del Estado de México fueron excepción, porque primero fueron los grupos locales y luego los Presidentes, dos en el primero y uno en el segundo de los estados.
De tal modo surgieron y prolongaron su presencia sobre la eventualidad sexenal.
El dominio avilacamachista se prolongó a través del año de 1937 al de 1969, siendo el primer ejecutivo del Estado el general Maximino Ávila Camacho, mientras el que concluye es Aarón Merino Fernández en 1969.
Es un grupo que asume la lealtad mutua entre sus miembros, a través de un pacto suscrito desde el interior del Congreso del Estado de Puebla; contó en su haber con 8 gobernadores constitucionales, algunos de ellos con un periodo inconcluso como el general Antonio Castillo Nava, mientras otros fueron designados gobernadores sustitutos, como Merino Fernández, por ejemplo .
La presencia del interés financiero se alternó entre Williams Jenkins y Espinosa Iglesias, quienes aprovecharon la banca comercial para su incremento de fortunas, aunque es necesario señalar que fueron personas con sentido de responsabilidad humanitaria, a través de fundaciones que dieron oportunidad, entre otras buenas obras, el apoyo a la cultura, en especial a universidades.
Mientras la raíz ideológica del anticomunismo hizo brecha en el proyecto nacional al arribar a la Presidencia de la República Gustavo Díaz Ordaz como expresión de este grupo, fue un jefe del Ejecutivo con mano dura, con margen reducido de tolerancia hasta alcanzar los niveles mayores de persecución y represión el 2 de octubre en la Plaza de las Tres cultura de Tlatelolco.
POR LA MAYORIA
El mítico Grupo Atlacomulco, como lo califica el investigador Álvaro Arreola, llega a su fin después de 78 años, a partir de 1945 hasta el presente, (desde del Mazo Vélez hasta Del Mazo Maza); no sin antes haber visto desfilar a los obregonistas (hermanos Gómez); callistas (Riva Palacio); cardenistas (Labra y Zarate Albarrán); avilacamachistas (Fabela) y los alemanistas ya citados, que definieron rumbo político y económico.
La oposición a la continuidad de gobierno se hizo presente en la década de los 60 con el PPS dirigido por el profesor Gustavo G. Velázquez, mientras que el posicionamiento de la derecha con el PAN, Víctor Guerrero, Astolfo Vicencio, y Javier Paz, se manifestó con relativa mejor suerte al obtener triunfos localizados en algunos municipios del área conurbadas del noroccidental con la capital de la República.
La presencia de la izquierda surgió en 1988 con el Frente Democrático Nacional, luego el PRD, en la elección que dio vuelco a la historia de México, al ocultar los votos ganados por Cuauhtémoc Cárdenas por medio de la caída del sistema y el inició de los gobiernos neoliberales.
En la última década, la de mayor esplendor del GA al alcanzar la Presidencia Enrique Peña Nieto, es a la vez un lapso de gran decadencia.
El PRI utilizó históricamente distintos métodos para la selección de su candidato a la gubernatura; la democracia dirigida, la democracia transparente, la auscultación, el voto de la militancia, el acuerdo de sus gobernadores, pero ninguno de esos se utilizó en la pasada elección porque el método fue solo un pacto cúpulas del partidocracia con la enfermiza cólera antiobradorista.
El tricolor acelera precipitadamente su caída, señala el especialista en estudios electorales, doctor Arreola, la causa: “haber hecho añicos el apotegma de Carlos Hank González, mantener la unidad de la clase priista, al construir la coalición electoral PAN, PRD, y Nueva Alianza con la candidatura a la gubernatura”.
DICTAMEN CONSTITUCIONAL
El profesor Hank consideraba que un pretendido gobierno de coalición, si ganara, a la larga también terminará por dividir territorialmente al estado, tal como ocurrió.
La unión de partidos terminó por acelerar la agonía del PRI al no dividirse, de no ir siempre unidos y de conservar el territorio, sin que los del tricolor reaccionaran en su defensa.
El territorio mexiquense ya es morenista, mientras el Grupo Atlocomulco carece de ascendente cultural o legado político al reducirse a una sola tarea, cuyo objetivo fue la tentación del poder, con la divisa de la pobreza medida como carencia de poder.
Como lo expresara Hank, “político pobre, pobre político”, ahora se reinvirtió, al decir: “primero los pobres”.