Morelia, Michoacán, a 2 de agosto de 2024.- El caso del Albergue Infantil “Vivan los Niños” de Mamá Rosa sigue resonando como una oscura mancha en la historia de México, particularmente por el trágico destino de muchas de sus víctimas. A pesar de las promesas, el Estado Mexicano ha fallado en proporcionar el apoyo necesario a estos sobrevivientes, quienes no han dejado de sufrir las heridas físicas y psicológicas, sino que, tras su liberación, muchos se han enfrentado a nuevas calamidades.
Eduardo Verduzco Verduzco, una de las víctimas que ha alzado la voz, visitó recientemente Michoacán para compartir su historia y buscar a otros afectados por Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, conocida como Mamá Rosa. Así, la víctima enfatizó la falta de seguimiento y apoyo por parte del Estado para los damnificados, lo que ha llevado a un desenlace trágico para muchos.
“No hubo un seguimiento del Estado Mexicano, por eso no sólo nos debe una disculpa y un memorial, nos debe todo. Las víctimas deberían tener acceso a atención médica y psicológica, acceso a la superación, acceso a escuelas, a sus documentos de identidad que no tienen…”, señaló Verduzco. Denunció que debido al abandono estatal, muchas víctimas cayeron en el narcotráfico y otras se han suicidado, con al menos 6 muertos por narcotráfico y 20 por suicidio.
Verduzco criticó que de las 550 personas declaradas víctimas durante el operativo policial, solo 10 han recibido alguna forma de compensación económica. Añadió que, aunque se hizo un llamado público para la reparación del daño, la ayuda no llegó a quienes la solicitaron.
Además, observó que al menos 4 mil menores pasaron por el albergue, aunque solo se reconocen oficialmente a 500. También denunció que la propiedad del albergue, valuada en unos 42.5 millones de pesos, permanece en un limbo jurídico tras su incautación, en lugar de ser utilizada para beneficiar a las víctimas.
A pesar de las amenazas y encarcelamientos, Verduzco continúa luchando por visibilizar la situación de las víctimas. Él mismo apoya económicamente a quienes logran contactarlo, como es el caso de una víctima en Apatzingán que lucha contra las adicciones.
Durante su estancia en el albergue, Verduzco sufrió violaciones sistemáticas y describió las condiciones inhumanas del lugar: sin baños ni higiene básica, los niños dormían sobre excremento y padecían sarna. Relató que los alimentos donados se dejaban pudrir antes de ser servidos, y los uniformes estaban infestados de piojos.
Verduzco, quien llegó al albergue tras vivir en la calle y sufrir violencia familiar, intentó escapar tres veces y se intentó suicidar en múltiples ocasiones. Denunció que las autoridades devolvían a los niños fugados, quienes luego eran brutalmente castigados y encerrados en un cuarto pequeño, conocido como “El Pinocho”, hasta pedir perdón a Mamá Rosa.
Finalmente, señaló que muchas víctimas se convirtieron en victimarios con el tiempo, y que Mamá Rosa nunca fue perseguida por ningún cargo, a pesar de su gran poder político y conexiones con figuras como Felipe Calderón y Vicente Fox.
La tragedia de las víctimas de Mamá Rosa, muchas de las cuales se han perdido al narcotráfico o han tomado sus propias vidas, es un recordatorio sombrío del abandono estatal y la urgencia de justicia y apoyo real para los sobrevivientes.